El Presidente atribuyó a la «desesperación de algunos» los incidentes durante el velatorio
El presidente Alberto Fernández atribuyó este jueves los incidentes en Casa Rosada durante el velatorio de Diego Maradona a la «desesperación de algunos» que, «creyendo que iban a quedarse afuera, se precipitaron y rompieron la entrada» del edificio, y afirmó que si el Gobierno nacional no hubiera organizado la ceremonia «hubiera sido peor».
«Hubiéramos querido que no pase», lamentó el mandatario, pero remarcó que «la desesperación de algunos» motivó los incidentes por los cuales la ceremonia debió ser suspendida antes del horario de finalización, previsto inicialmente para las 16 y, luego, para las 19.
En declaraciones a radio Continental, Fernández sostuvo que «todo funcionó muy bien hasta que algunos, viendo que el horario los iba a dejar afuera, se precipitaron, rompieron la puerta de entrada y todo se complicó».
En referencia a algunos cuestionamientos de la oposición sobre la intervención del Poder Ejecutivo en la organización de la ceremonia, Fernández reflexionó: «Si no hubiéramos organizado esto, todo hubiera sido peor, porque era imparable».
«Quien piensa que detrás de todo esto hay un acto político no tiene la menor idea de lo que es Maradona en el sentimiento argentino», subrayó el mandatario.
El féretro de Maradona fue retirado del hall central de la Casa Rosada, donde se realizaba el velatorio, ante el ingreso de fanáticos ávidos por darle el último adiós, por lo que la ceremonia fue suspendida y los restos del futbolista fueron trasladados al cementerio de Bella Vista antes de lo previsto.
Por otro lado, Fernández consideró al futbolista e ídolo popular como un «personaje único e irrepetible que ha entrado en el alma de todos los argentinos».
Sobre el traslado del féretro al cementerio de la localidad de Bella Vista, en el partido bonaerense de San Miguel, el Presidente consideró «impactantes las imágenes de la gente en el Acceso Oeste, cómo lo despide desde los puentes en el instante de ver pasar ese auto que lleva el cuerpo de Diego».
También sostuvo que «parte de la sociedad fue muy dura con Maradona» porque «lo pusieron en la obligación de ser un modelo de conducta, y juzgaron cada acto de su vida de un modo implacable».
«Era tan solo un ser humano y, como todos, vivimos como podemos y encontramos la felicidad como podemos», dijo y completó: «Se lo puso en tela de juicio permanentemente, y se le exigía que fuera un modelo».
En tanto, el Gobierno nacional comunicó que el velatorio fue dado por terminado a las 16 por «deseo y voluntad» de la familia, después de que varias personas ingresaran a la Casa Rosada sin cumplir con las indicaciones del personal a cargo.
Recordó que «la familia había escogido realizar el velatorio en la Casa Rosada, decisión que el Gobierno acompañó», y que, «posteriormente» esos mismos familiares decidieron «culminar» la ceremonia a las 16, pese a que minutos antes se había comunicado que se extendería hasta las 19 para permitir que la totalidad de los asistentes pudieran ingresar.
Sin embargo, el Gobierno indicó que «cuando el horario de finalización se acercaba, varias personas que estaban en la fila comenzaron a saltar las rejas para ingresar de manera irregular» y que «ante esa situación, se suspendió por unos minutos el ingreso».
«Cuando se volvió a habilitar, algunas personas ingresaron rápidamente, sin cumplir las indicaciones del personal a cargo», continuó el texto oficial, y añadió que por ese motivo «la Casa Militar habilitó un conducto de salida por el Patio de las Palmeras y la Explanada, donde permanecieron con cánticos durante unos minutos».
«Una vez que se controló de manera pacífica la situación, la familia transmitió su deseo y voluntad de dar por concluida la ceremonia», señaló Presidencia.
Por la mañana, minutos antes de las 11, el mandatario había despedido a Maradona en la capilla ardiente montada en Casa de Gobierno, donde estuvo acompañado por la primera dama, Fabiola Yáñez.
Tras saludar a la familia Maradona, Fernández se acercó al ataúd y colocó sobre él una camiseta de Argentinos Juniors y dos pañuelos blancos, símbolo de la lucha de los organismos de derechos humanos.
La primera dama, que lo acompañaba, llevó un ramo de rosas rojas y ambos permanecieron varios minutos en silencio frente al féretro.