Informe Especial| Clases: Adentro del aula el protocolo; afuera el peligro de la inseguridad

La vuelta a la presencialidad en las clases porteñas, ha sido uno de los temas de las últimas semanas. Si bien es cierto que desde el Gobierno de la Ciudad se puso el foco en el protocolo interno de cada aula en cada una de las escuelas, a la hora del “día a día”, durante la práctica, surgieron otros problemas que necesitan ser atendidos con la misma urgencia cómo es el caso de la inseguridad.

Varias fueron las quejas de madres/padres y personal docente a lo largo de estos primeros instantes de “regreso a las aulas” en la que refieren sobre la poca (nula en muchos casos) presencia policial en las adyacencias de las instituciones, lo que pone en peligro a muchos jóvenes que optaron por ir caminando e incluso aquellos que, por motivos varios, no pueden ser acompañados por un adulto.

La alternancia en turnos, los horarios especiales y las entradas escalonadas que implicó la «nueva realidad» del COVID-19, ha impactado de lleno en la organización de las familias a la hora de llevar y/o retirar a sus hijos del colegio, lo que implica entonces el optar obligatoriamente por otras medidas que antes no se contemplaban: cómo el que vayan solos, con algún amigo o la compañía de hermanos/primos.  Sin la chance de ser supervisados por un adulto, la inseguridad es un tema latente, preocupante y del que poco se habla.

(Foto tomada por los padres de los pungas que amenazan y roban a sus hijos)

Uno de los casos testigo fue el de la Escuela Primaria Común Nº 16 Wenceslao Posse, ubicada en las adyacencias del Parque Las Heras, en pleno barrio de porteño de Palermo. El colegio que en cada jornada democrática recibe, entre otros, al ex presidente Mauricio Macri.

En diálogo con Cinco Días los padres de los alumnos que asisten allí, en Juncal 3131, denunciaron que muchos son los casos de inseguridad que se registran en la zona, donde los objetivos, claramente, son los chicos.  Ataque con navajas, hurtos, robos y hasta degenerados que muestran genitales sin el menor pudor, son algunos de los hechos que mencionan con preocupación.


“En la zona funciona un comedor comunitario y muchas veces entre las personas que vienen a retirar sus alimentos se mezclan borrachos y adictos que, en el menor de los casos, perturban a los nenes  y nenas que viajan solos”
refiere Gabriela una de las madres denunciantes.

“Lo que pedimos es que ponga más policías en la zona, antes de que suceda algo” añade otra de las vecinas que prefiere no dar su nombre ya que vive en la zona y agrega “no queremos que sea tarde, ya muchos de nuestros hijos sufrieron robos mientras salían de la escuela”.

“Ya elevamos un petitorio a las autoridades de la comuna” explica otro papá que prefiere el anonimato y añade “la idea es prevenir y no actuar cuando haya pasado algo grave”.

Entre la charla se desliza el comentario “los nenes no traen otra cosa más que los útiles pero el susto y la angustia al ser robados o amenazados con navajas es grave”.

Sin contar, claro está, que los peligros pueden ser muchos. Cerca del colegió hay dos avenidas importante: La avenida Coronel Díaz y la avenida Santa Fe. La reacción de un nene es impredecible y ante la amenaza puede incluso correr sin detenerse en la cantidad de autos y colectivos que pasan por alta velocidad. Cruzar atemorizado por la avenida puede ser el motivo de una tragedia irreparable.

Por el momento desde la Ciudad de Buenos Aires no recibieron noticias. La comuna ya cuenta con la misiva donde los padres firmaron un petitorio para que durante los horarios de entrada y salida del colegio cuente con presencia policial.

Las autoridades de la Sede Comunal 14, confirmaron que «lo van a evaluar» aunque desprendieron un mensaje preocupante «la realidad es que todavía no tenemos ninguna denuncia concreta de que haya pasado algo grave», como si la única forma de proceder sea a posterior de los hechos. Cómo si el prevenir, el evitar, el anticiparse a los hechos no fuera una tarea pertinente para la policía y el Gobierno de la Ciudad. Una respuesta verdalmente penosa.

Así las cosas entonces en cuanto al presente de estos padres, preocupados por un claro, lógico y comprensible dilema: Que las autoridades cuiden la integridad de sus hijos y que las fuerzas de seguridad actúen persuadiendo a aquellos personajes que merodean la zona con fines inescrupulosos. En definitiva, utilizando la razón, solicitan “precaución” para que el actuar no sea tarde, como lamentablemente, sucede normalmente en este tipo de casos.

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