Detuvieron al hijo de Papo Napolitano por violencia de género
Luciano Napolitano, hijo del fallecido ídolo del rock Pappo, seguirá detenido en la Comisaría 2° de General Pacheco, partido de Tigre, tras agredir a Mariel Oleiro, de 33 años, quien era su pareja desde hacía cuatro años.
Los hechos sucedieron el lunes en la casa que compartían en Benavídez cuando, tras una discusión, Napolitano tiró a Mariel contra un sillón, la amenazó de muerte, la agarró de los pelos, la tiró contra el piso, le puso una rodilla en el pecho y, antes de que ella pudiera salir de la vivienda, la encerró en un quincho, según denunció la víctima ante la Policía.
Napolitano, bajo la defensa del abogado Fernando Burlando, se encuentra detenido por agresión, lesiones leves agravadas por el vínculo, amenazas, privación ilegitima de la libertad y tenencia de armas.
Según denunció Mariel, esta es la tercera vez que Napolitano ejerce violencia de género contra ella. En una oportunidad, la había “apuntado con el arma sin gatillar”.
“Estuve encerrada un día, me manejé con la poca batería que tenía y llamé a la policía, tuve que abrir el alambrado y pude salir. Me pasó tres veces”, indicó la víctima en diálogo con la prensa.
“Yo le decía que me abriera, las chicas estaban atrás en la camioneta y él me tiraba alcohol”, relató sobre la secuencia que tuvo lugar frente a las hijas de Napolitano, de de 14 y 7 años.
«Me ahorcó en el sillón y salió inmediatamente una de las hijas a gritar y decir ´no, papá´. De vuelta me soltó, se me tiró encima, me puso las rodillas encima. Otra de las nenas, chiquitita de siete años, también salió a decir que por favor que me suelte y ahí él les dice ‘chicas, suban al auto’. Luego las agarra, las sube al auto y ahí es la secuencia de que pone primera, me quiere atropellar, yo me corro y me sigue rociando con alcohol”, detalló sobre el ataque.
“Acá hay mucho miedo con él. Hace poquito tuve un episodio. Yo tengo conejos y uno se escapó por el portón y lo mataron. Él salió con el arma a tirar tiros. Eso era común”, contó en relación a los vecinos.
“Su abuela murió hace poco y desde ese momento no tuve más cercanía con él. Se refugió en una casita que tiene acá al costado y empezó a tomar alcohol y drogas”, señaló Mariel.
«Nunca lo denuncié por miedo. Ahora agarro mis cosas y me voy a la casa de mi mamá. Tiene que pagar de alguna forma, esto no se lo puede hacer a ninguna persona. Temí por mi integridad. Sé que tuvo denuncias pero prefiero no meterme en ese tema. Él consumía, estuvo en rehabilitación, yo lo acompañé y después de dos años volvió a consumir y empezaron las agresiones”, concluyó Mariel.