Tres Presidentes. Tres Discursos. Dos finales y una incógnita…
Desde aquel 19 de Abril de 1956, cuando por iniciativa del presidente de facto Pedro Eugenio Aramburu, ingresó al Fondo Monetario Internacional, contrayendo así su primer préstamo con dicho organismo internacional hasta aquel 3 de enero de 2006, cuando el entonces Néstor Kirchner cancelaba en un solo pago la deuda que la Argentina mantenía con el organismo, parecía que la relación dejará de existir, pero Macri (en 2018) decidía “volver al Fondo” (aun en contra de lo prometido en campaña) y endeudaba al país en casi U$S 50 mil millones.
Así entonces, la relación FMI-Argentina, comenzaría un nuevo ciclo, que tuvo un reciente capitulo en la jornada de ayer, cuando Alberto Fernández anunciaba que se llegó a un acuerdo para refinanciar dicha deuda.
Lo curioso es que, durante estos años, sacando el anuncio de Kirchner, existieron tres momentos claves donde cada Mandatario explica al pueblo los detalles de lo ocurrido, con cierta similitud. Repasaremos tres cadenas nacionales imborrables: La de De La Rúa y el “blindaje” del 2000, la Macri y su deuda millonaria y la de ayer de Fernández.
“Qué lindo es dar Buenas Noticias”
Frase que quedará en el inconsciente colectivo de cada argentino. Así cerraba el anuncio el Presidente en diciembre de 2000, al anunciar el Blindaje, una operación económica basada en un préstamo multimillonario del FMI.
En el spot, el ex presidente De la Rúa aseguraba: «He anunciado un blindaje internacional que nos saca del riesgo y crea una plataforma extraordinaria para el crecimiento. Llega después de un año difícil. Difícil para ustedes, que están soportando la crisis prolongada que lleva casi cuatro años castigándonos. Pero, en definitiva, terminamos este año con un gran éxito».
El líder radical decía que con esa medida se beneficiaría a «todo el pueblo», «porque a partir de esta extraordinaria operación económica podremos crecer espectacularmente y comenzar a generar los empleos que necesitamos«.
De la Rúa aseguraba que el blindaje despejaba «cualquier amenaza o duda sobre el futuro de la Argentina».
«Ahora nos toca crecer mucho, trabajar mucho y hablar menos. Yo no tomo medidas que sean pan para hoy y hambre para mañana», decía, y agregaba: «A veces, las cosas se ven mejor a la distancia que de cerca».
“He decidido iniciar conversaciones con el Fondo Monetario Internacional”
Acaso no tan diferente a las palabras de Macri para anunciar su retorno al FMI. Corría Mayo de 2018 y explicaba que “Esto nos va a permitir fortalecer este programa de crecimiento y desarrollo, dándonos un mayor respaldo para enfrentar este nuevo escenario global y evitar una crisis como las que hemos tenido en nuestra historia».
Al mismo tiempo admitía que la política-económica que estaban llevando adelante desde Cambiemos “depende mucho del financiamiento externo”.
De La Rúa hablaba aseguraba que la maniobra “nos saca del riesgo y crea una plataforma extraordinaria del crecimiento”, Macri contaría que acordó “adelantar todos los fondos necesarios para garantizar el cumplimiento del programa financiero del año próximo”.
Finalmente, para explicar el porqué, Macri tampoco se despegó mucho del Presidente Radical: “Sé que estas situaciones tormentosas generan angustia y preocupación en todos ustedes. Lo sé y lo entiendo. Pero sepan que estoy tomando todas las decisiones necesarias para cuidarlos” sentenciaba.
“Argentina llegó a un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional”
Finalmente, Alberto Fernández, completa el triángulo de discurso. Otro contexto, otra política de gobierno, otra mirada del país de sus antecesores, pero acaso no tan lejanos en las palabras y el discurso.
Habló del pasado y “una soga al cuello, una soga de Damocles” para explicar que “no teníamos un horizonte de futuro”, aclarando que “con este acuerdo podemos ordenar el presente y construir un futuro”.
Asegurando que ahora se podrán “llevar adelante nuestras políticas de crecimiento, desarrollo y justicia social. Es un acuerdo basado en la confianza del mundo en nuestras capacidades, tenemos que crecer para poder pagar”.
Sobre el cierre el optimismo volvió a decir presente: “Había un problema gravísimo y urgente, y ahora tenemos una solución posible y razonable. Es tiempo de unirnos en las soluciones y no de dividirnos en los problemas, confío en la Argentina, confío en los argentinos y argentinas”.
Tres discursos. Tres momentos claves en la economía Argentina. Tres presidentes destinos. Dos de ellos ya tienen el final escrito en las páginas de las historia, uno todavía la está escribiendo, será el tiempo el que designe si las palabras, finalmente, acompañaran sus hechos…