Las momias que conservamos son las que no nos hemos comido: en la Edad Media eran un snack «milagroso»
Las momias guardan aún importantes secretos que no han sido desvelados todavía, pero lo cierto es que las investigaciones que han ido realizándose han servido para determinar aspectos importantes como el ritual que se hacía para enterrar un cuerpo y, por supuesto, qué ceremonias religiosas había detrás del proceso. Aun así, lo cierto es que hay todavía mucho más allá, ya que acaba de ser descubierto que eran un auténtico manjar para la medicina tradicional. Sí, durante 500 años, en la Edad Media y un poco después,
se recetaba comer partes de las momias como alternativa a los medicamentos existentes por aquel entonces.Se trataba de una medicación que era comercializada en boticarios y cuyo nombre era mumia. Esta opción tenía sentido en una época en la que lo espiritual estaba por encima de la ciencia. Se creía que ingerir este tipo de productos podría sanar más que cualquier otro alivio respaldado por la evidencia. Se ingería y tenía un sabor horrible según las fuentes analizadas. Aun así, estuvo vigente como propuesta de sanación en algunas áreas hasta los primeros años del siglo XIX. Su origen se desconoce, pero se ha sabido que es un producto que realmente existió.Veamos, por tanto, cuáles eran las características principales de la mumia, por qué se trata de una alternativa diferencial en la Edad Media y, por supuesto, hasta qué punto nos encontramos ante un producto que revolucionó la forma de entender la medicina. ¿Podría llamársele a estas soluciones canibalismo? En cierto modo, los recetados no hacían más que cumplir órdenes, pero estaban comiendo restos humanos.
Mumia, el medicamente hecho a raíz de restos de momias egipcias
Desde el descubrimiento de las primeras momias en Egipto, se produjo una fiebre alrededor de todos los misterios que parecía haber detrás. Esto llevó a que, un día determinado, se comenzaron a utilizar los restos para crear medicamentos de todo tipo. Esta cultura caló en Europa, un continente que se había sentido fascinado por lo ocurrido miles de años atrás en Egipto. Cabe destacar, además, de que era una costumbre generalizada, ya que había opciones disponibles, tanto para los ricos como para los pobres.
Tras la pérdida de esta innecesaria costumbre, lo cierto es que las momias han seguido incrementando su valor de cotización. Es importante tener en cuenta que hay un mercado negro de antigüedades en el que este tipo de restos humanos tienen un precio en una clara tendencia ascendente. Se cree que estamos ante un mercado tasado en unos 3.000 millones de dólares. Se nota, sin duda alguna, que el número de momias cayó debido a este extraño uso y especie de canibalización de sus cuerpos.