Cómo superar el duelo por la muerte de una mascota
La muerte de nuestra querida mascota es uno de los momentos más temidos, un proceso difícil que conlleva una fase de duelo. El duelo pasa por varias etapas que hay que vivir e ir superando poco a poco, porque si no lo hacemos nos va a costar mucho más recuperarnos.
“Aunque sea un hecho previsible e inevitable, dado que la expectativa de vida de las mascotas es mucho más corta que la de los seres humanos, la muerte de un animal de compañía es un momento muy duro para quien la sufre”, señala Laura Vidal, especialista en gestión del duelo animal.
Vidal reconoce que algunas personas restan importancia a la muerte del animal de compañía, pero invita a “normalizar este duelo por nuestras mascotas como algo tan natural como lo que es, sin tener miedo a las críticas de quienes no nos entienden, lo cual dice más de ellos que de nosotros”, ironiza.
5 fases del duelo cuando muere tu mascota
El duelo es un proceso que debemos recorrer. Hay que pasar por todas las fases y si en algún momento nos sentimos estancados deberíamos pedir ayuda profesional, para que nos guíen por el recorride y nos ayuden a pasar por cada fase.
1. Fase de negación
La muerte de la mascota es un golpe tan duro que la primera reacción es la negación de que esto haya sucedido y que tu mejor amigo ya no vaya a volver nunca más.
2. Fase de protesta o de ira
Una vez se ha superado la fase del «no» la impotencia y la frustración de no poder hacer nada contra la muerte se transforma en un sentimiento de rabia o ira. Se buscan explicaciones o incluso culpables de por qué ha tenido que suceder esa desgracia.
3. Fase de negociación
Intentamos dialogar con nosotros mismos, buscando una explicación y preguntándonos si pudimos hacer algo por evitarlo.
4. Fase de depresión
Después de intentar entender la situación y buscar explicaciones llega el momento de la realidad, el darse cuenta de que realmente no está ya con nosotros y no va a volver, dejándonos un gran vacío. Es la etapa transitoria del dolor.
5. Fase de aceptación
Llega el momento de aceptar la muerte de nuestra mascota y poco a poco ir adaptándonos a la nueva vida sin ella.
Cómo puedes superar la muerte de tu mascota
Está claro que una mascota nunca se olvida, pero ese no es el objetivo. El principal objetivo de superar la muerte de tu mascota es recordarla con felicidad. Está claro que nos va a generar tristeza ver sus fotos, pero cuando las veamos y sintamos el corazón lleno, entonces lo habremos superado.
Perder a nuestro peludo nos genera un vacío porque notamos mucho su ausencia. Pasar de estar todos los días fortaleciendo el vínculo con tu mascota a de repente no verla más es una cambio radical para la mente. Su ausencia se hace presente y es lo que dificulta el duelo.
Se trata de convertir el vació que queda después de la muerte de nuestra mascota en el cariño con el que le recordamos cuando no esta. A eso se refiere la palabra «superar», a aceptar la situación.
Superar el duelo no quiere decir olvidarnos de nuestra mascota. Ella siempre tendrá un espacio en nuestro recuerdo y en nuestro corazón. Simplemente quiere decir que se ha superado la etapa transitorio de máximo dolor, un sufrimiento que hace que muchas personas no quieran volver a tener mascota para no atravesar ese duro momento mientras otras con el tiempo deciden introducir una nueva mascota en el hogar para llenar esa pérdida.
Lo que puedes hacer para sentirte mejor es rodearte de personas que te comprendan y te hagan sentir arropado o arropada, y llores lo que necesites. Es importante no reprimir los sentimientos porque entonces nunca pasan.
No tengas prisa, cada persona es un mundo y tarda un tiempo determinado en superar el duelo. No hay tiempo establecido y no debes sentirte mal por tardar más o menos que otra persona en aceptar la situación.
Un buen método para sacar todo lo que pasa por nuestra cabeza es escribir. Es muy terapéutico escribir como te sientes con la situación, qué te asusta o te preocupa y qué piensas hacer para sentirte mejor.
Recuerda que cada mascota es única e irrepetible y no debemos tratar de sustituirla por otra, sino aceptar que cada una llenará nuestra vida de una forma diferente.