«Nos aíslan sin tomar una sola medida de higiene y seguridad» el relato de una médica que llegó del exterior
La acción implementada por el Gobierno Nacional de aislamiento a toda persona que venga del exterior, como paliativo para impedir el contagio del COVID-19, es indudablemente muy eficaz y acata las normativas dispuesta por la Organización Mundial de la Salud.
¿Pero qué sucede cuando estas son tomadas sin los instructivos previos necesarios? Se vuelven inmediatamente infructuosas y terminan siendo contraproducentes.
Este es el caso de lo que sucede, por ejemplo, en el “Ibis Buenos Aires Obelisco Hotel”, ubicado en plena Avenida Corrientes, que oficia de bunker de un grupo de pasajeros que llegaron desde distintos destinos, todos ellos catalogados como “países de riesgos”.
Allí está alojada Paula Cecilia Mazzei, Medica Especialista en Otorrinolaringología y Patología del Sueño, quien en dialogo exclusivo con #CincoDias narró su odisea y la falta de medidas de higienes básicas con las que se encontró al llegar.
“Estaba, desde enero, en un Congreso en México, para especializarme” inicia el relato “y al escuchar lo que pasaba en el Mundo con el Coronavirus, incluso con lo que contaban colegas de España” decidí regresar a la Argentina, sobre todo porque en el Hospital donde atiende, se les pidió a todos los profesionales “estar a disposición a partir del primero de Abril”.
“Desde DF, hice escala en Monterrey y de ahí a Panamá” continua explicando “allí comenzó todo, porque pese a que la línea aérea estaba dispuesta a volar, no tenía la autorización del aeropuerto en Argentina. Ya había una psicosis importante” confiesa.
Incluso cuando el viaje de Mazzei era costeado de manera particular, porque aún no estaban designados los dispuesto por el Gobierno. “Yo mismo pague todo mi pasaje de vuelta” detalla.
Al llegar a Ezeiza, le tomaron la temperatura (última vez que tuvo control sanitario de manera oficial) y “a varios que veníamos desde otros puntos, nos juntaron y nos trasladaron sin saber a dónde” afirma y agrega “solo preguntaban donde teníamos constituido el domicilio”.
Como ella era de la Ciudad de Buenos Aires, el destino fue el Ibis. “Al llegar jamás se tomaron las medidas básicas de diseminación del virus. Al entrar no nos quitaron los zapatos y en la habitación ni siquiera tenía jabón ni toalla para bañarnos”.
En este sentido la especialista cuenta que “gracias a mi obsesión particular” de llevar shampoo y otros elementos de limpieza “pude higienizarme”, y recuerda que “tuve que abrir mi valija (pese a que no se recomienda para no seguir contaminando) para sacar una bolsa y poner mi ropa usada”.
Luego de tres días de aislamiento no tiene noticia de su futuro “no nos dicen nada, el profesional que pasa no sabe responder cuánto tiempo más estaremos. Siguen sin aplicar métodos de higiene básicos, la botonera del ascensor, por caso, la tocó y la sigue tocando todo el mundo como si nada”.
Como sucede en estos casos, Mazzei, describe que el Hotel sólo tiene “voluntarios del Gobierno de la Ciudad” no existe personal propio por lo que la comida es otro tema “nos dan una vianda muy pobre, no podemos guardar alimentos, no hay comida casi. Mi familia apenas pudo traerme algunas galletas y estoy con eso”.
Otro de los incisos que destaca es que “no existe un protocolo o lógica que se aplica” ya que aquellos mismos pasajeros que comunicaron que su domicilio era provincia los dejaron ir “y ahora están haciendo cuarentena en su casa” comenta resignada y absorta.
Este es un punto que la profesional hace hincapié “quiero dejar en claro que nadie acá se opone en realizar el aislamiento, medida que apoyo plenamente” pero resalta que “ante la falta de rigor en las normas de diseminación del COVID-19, estamos más expuestos y somos de mayor riesgo, para terceros, acá en el hotel que en nuestra propia casa”.
En este sentido detalla que la situación, en los demás ciudadanos aislados, genera una psicosis innecesaria “porque piensan que están efectivamente contaminados, porque me preguntan ¿si al resto los dejaron ir, porque nosotros estamos acá aun y no nos dicen nada?”. Ella desde sus conocimientos médicos intenta explicarle pero acaso es en vano ante un desacople de información de tan inmenso tamaño.
“Yo intento lograr hablar con alguien pero no dan respuesta” agrega “el médico de guardia dice que las novedades dependen de un médico del operativo, que tampoco nadie conoce quien es”.
Respecto a los controles de Salud oficiales que deben hacerse explica que el “mismo profesional, al cual comprendo y no quiero caerle porque es ajeno a todo, nos dice que no puede subir porque no tiene los elementos básicos para auto protegerse”.
“Como medica puedo auto percibir como estoy y tengo herramientas para poder saber si tengo o no fiebre de importancia, pero ¿qué sucede con el resto de los ciudadanos que están conmigo y no tiene porque tener esos recursos?” se pregunta angustiada.
“Sólo queremos información. Que nos digan como seguirá y hasta cuando” solicita y sobre el final recalca “están mal gastando recursos extraordinarios del Estado, porque es inútil todo esto que se hace. Con menos dinero podrían llevarnos a casa y hacer allí una cuarentena más efectiva”.
“Gasten todo ese dinero en la compra de barbijos que ya están faltando y faltarán” reclama “en vez de hacer esto que parece más para la “prensa” que para paliar un posible contagio, porque no se ha tomado una sola medida para evitar la diseminación, hay que evitar estas pequeños detalles que son gigantes”.
La Odisea de Paula Cecilia Mazzei en primera persona
Para #CincoDias por Juan José Postararo