El Equipo de Profesionales del Hospital Dr. Arturo Oñativia armó un protocolo de acción ante el COVID-19
A lo largo de los días desde que se ha declarado la Pandemia del COVID-19, las noticias del trabajo de los médicos y profesionales de la salud del país, llegan desde los cuatro puntos cardinales.
Muchos de ellos actúan de manera independiente, se organizan en función de su ética moral y ajenos, quizás, de ayuda y/o asistencia estatal alguna.
Con la premisa de ayudar y brindar sus herramientas en socorrer al prójimo, olvidan su condición de ciudadanos corrientes y se convierten en “héroes anónimos”, acaso por eso, cada noche, el resto de los mortales les responde en un sentido aplauso generalizado desde los balcones y ventanas. Porque se entiende que la mayoría actúa en función de una inercia propia, esa que alguna vez los motivó a estudiar la carrera de medicina, ese motor interno que los hace ceder ante la necesidad del otro.
En esta oportunidad la historia nos conduce al Hospital Zonal General de Agudos Dr. Arturo Oñativia (ubicado en Rafael Calzada, al sur del conurbano bonaerense) más precisamente al Servicio de Infectología, Kinesiología y áreas críticas de Pediatría y Adultos, quienes en línea con el plan operativo de la Organización Mundial de la Salud, desarrollaron y llevan a cabo una serie de acciones necesarias para detener la transmisión del virus, de persona a persona y, ante la eventual presencia de casos, poder cuidar a las personas afectadas y al personal sanitario.
El protocolo incluye un curso de capacitación con práctica en simulación. En #CincoDias dialogamos en exclusiva con la Licenciada Erica Rey, Especialista en kinesiología intensivista y kinesióloga (MP 6238), que nos explica que el génesis de esta idea se centra no sólo en “detener la transmisión de persona en persona, sino también cuidarnos entre nosotros el personal de salud, porque si uno cae, caemos todos”.
“El martes pasado cuando recibimos los lineamientos generales, comenzaron los jefes a comunicarse entre sí para darle forma a esta capacitación” recuerda la especialista “y al otro día se nos comunicó a todos del proyecto. Fue armado de manera rápida y práctica, lo que nos permitió hoy ya poder estar dando las primeras charlas informativas” analiza.
En esta línea, Rey quien además es docente de fisiología y kinefilaxia en UNAJ, describe que el objetivo principal de la iniciativa es “minimizar la diseminación de la enfermedad, la morbilidad y la mortalidad, asistir en forma adecuada a las personas enfermas, asegurar el uso de equipos de protección personal adecuados, identificar y caracterizar la naturaleza del virus y la gravedad clínica de la enfermedad, recomendar estrategias de manejo específicas de enfermedades respiratorias como así también contribuir a la recuperación rápida y segura de individuos”.
El protocolo implica un “aprendizaje basado en competencias con practica simulada, apoyo con video y audiovisual con recomendaciones” señala la profesional y explaya que abarca diferentes temáticas “Equipo de Protección Personal (Recomendaciones de higiene de manos, barbijos. Manifestaciones clínicas de infección), Formación de Equipos de trabajo y funciones (Rol del líder y de los integrantes, Recepción del paciente. Preparación de material), Manejo de Vía aérea. (Tratamientos de pacientes ventilados .Bioseguridad) y Ventilación Mecánica (Abordaje de la Insuficiencia Ventilatoria. Modos Ventilatorios. Ventilación protectora)”.
En una primera jornada, Rey, explica que la idea final es poder “generalizar este protocolo y procedimiento. Para que, ante la emergencia, cualquiera de los profesionales que estamos a cargo podamos accionar de la misma manera. Que todos estemos capacitados e informados nos da seguridad a la hora de actuar” sentencia.
Sobre esto destaca que lo más interesante es que “independientemente de lo que determina la OMS, nosotros analizamos e interpretamos esos conceptos para adaptarlos a nuestra realidad, nuestra capacidades técnicas, nuestros insumos. Eso es lo que hace este protocolo”.
Recordemos que el Hospital, sufrió un incendio en diciembre del 2018, que arrasó con el primer piso de la institución en el que se encontraban las áreas de Neonatología, quirófanos y Terapia Intensiva. Y como desde entonces no hubo obras de mejoras, los médicos debieron improvisar ante la llegada de la crisis.
En este sentido, Rey narra que “para poder contar con internación, sala de terapia, shock-room, debimos reubicar todos esos sectores, en una sala que, originalmente, tenía como destino ser una guardia de adulto”.
“La nueva gestión ahora habilitó unas carpas y comenzó a agilizar los arreglos para poder habilitar salas de internación en el primer piso” explica.
Parece sencillo cuando lo cuenta. Da la sensación de que lo conseguido es fruto de un procedimiento de pocas horas. Pero nada se aleja más de la realidad. Lo logrado, por este grupo de profesionales, es una muestra más de la capacidades, del recurso humano inmenso con el que cuenta el país en materia de salud. Una salud pública que hasta seis meses no contaba siquiera con un Ministerio propio. Esa que tantas veces fue menospreciada. Por años degradada por los gobiernos de turno. Aquella que el «mercado», palabra tan de moda en los últimos tiempos, no incluye en su listado de «prioridades». Esa que a partir de esta desgracia ha dejado al descubierto su esencia. Su, ya indiscutible, imprescindible rol social. Un triunfo más de estos Héroes con mayúsculas que se pusieron al hombro, con todas las dificultades que arrastraban, la emocionante tarea de luchar contra un enemigo «invisible» que por ahora, no da vestigios de ser derrotado con facilidad.
Para #CincoDías por Juan Jose Postararo