Día de la Escaparela: Mitos y Verdades del Símbolo Patrio
En un nuevo aniversario del “Día de la Escarapela” en #CincoDías recorreremos la historia de este símbolo patrio y trataremos de enumerar algunos mitos y otras verdades, en torno a su creación.
Si bien en 1810 desde chicos nos dicen que French y Berutti repartían dichas cintas, lejos está de ser ese el primer momento de su creación. En realidad los muchachos representaban a una agrupación de nombre de la “Legión Infernal”. Si bien aquello que distribuían eran cintitas azules y blancas, que eran los colores que los patricios habían usado durante las invasiones inglesas, el objetivo de las mismas es un poco diferente al que se le adjudica hoy día: Era para individualizar a los simpatizantes que apoyaban el cambio del virrey por la Junta, los ánimos no eran los mejores y una posible revuelta era una opción a considerar. Nada mejor entonces que manifestar a “simple vista” de qué lado de la contienda se estaba.
Sucede que aquel día, aquello de Independizarse del todo, de los españoles, era una gesta que todavía no llegaría a su fin. Así entonces, corría el año 1812, y la política exterior del Primer Triunvirato se basaba en sostener que el objetivo de la Revolución de Mayo era preservar estos territorios para Fernando VII, que seguía cautivo de Napoleón, aunque muchos, como Belgrano pensaban que ya era tiempo de pensar en la Independencia.
Por tanto, cuando a principios de ese año, aumentaron los ataques españoles contra las costas del Paraná ordenadas por el gobernador español de Montevideo, Pascual Vigodet, el Triunvirato encargó a Manuel Belgrano partir hacia Rosario con un cuerpo de ejército. El general Belgrano logró controlar las agresiones españolas e instalar una batería (una especie de fuerte militar) en las barrancas del Paraná, a la que llamó Libertad.
A Manuel José le pareció absurdo que sus soldados siguieran usando distintivos españoles por lo que solicitó y obtuvo permiso para que sus soldados usaran una escarapela.
Por decreto del 18 de febrero de 1812, el Triunvirato creaba, según el diseño propuesto por Belgrano, una «escarapela nacional de las Provincias Unidas del Río de la Plata de dos colores, blanco y azul celeste, quedando abolida la roja con que antiguamente se distinguían».
Firmaron aquel documento Feliciano Antonio Chiclana, Manuel de Sarratea, Juan José Paso y Bernardino Rivadavia. La comunicación se envió inmediatamente a los gobiernos provinciales, a Belgrano, a Pueyrredón y a Artigas.
Tres días más tarde, una nota del General expresa la satisfacción con que él y sus soldados recibieron la noticia: «Se ha puesto en ejecución la orden de V. E. -dice- de fecha 18 del corriente para el uso de la escarapela nacional que se ha servido señalar, cuya determinación ha sido del mayor regocijo, y excitado los deseos de los verdaderos hijos de la patria de otras declaraciones de V. E. que acaban de confirmar a nuestros enemigos en la firme resolución en que estamos de sostener la independencia de la América».
Tuvieron que pasar varios años, para que finalmente En 1935, el Consejo Nacional de Educación, estableciera el 18 de mayo como el Día de la escarapela, a pesar de no coincidir con la fecha de su creación.
Según algunos datos refiere a que, un 18 de Mayo 1810, un grupo de damas de Buenos Aires (Casilda Igarzábal entre otras) se presentaron a una entrevista con el entonces coronel Cornelio Saavedra, jefe del Regimiento de Patricios, luciendo en su pecho rebozos celestes ribeteados con cintas blancas
¿Por qué celeste y blanca?
Hay muchas teorías sobre las fuentes de inspiración para la creación de la escarapela (de la que derivan luego los colores de la bandera). Mirándolo con atención, todas las teorías tienen una relación entre sí. Los colores del cielo fueron tomados para representar el manto de la Inmaculada Concepción. Estos colores, a su vez fueron elegidos por la dinastía de los Borbones para la condecoración más importante que otorgaban: la Orden de Carlos III, celeste, blanca y celeste, y de allí surgió el color del penacho de los patricios y, seguramente, la escarapela.
En este sentido, Domingo Faustino Sarmiento, se expresó considerando que «Las fajas celestes y blancas son el símbolo de la soberanía de los reyes españoles sobre los dominios, no de España sino de la Corona, que se extendían a Flandes, a Nápoles, a las Indias; y de esa banda real hicieron nuestros padres divisa y escarapela, el 25 de Mayo, para mostrar que del pecho de un rey cautivo tomábamos nuestra propia Soberanía como pueblo, que no dependió del Consejo de Castilla, ni de ahí en adelante dependería del disuelto Consejo de Indias«.