La intimidad y creatividad de los artistas en tiempos de aislamiento
Artistas plásticos, ilustradores, diseñadores y fotógrafos abren las puertas de su cotidianidad para compartir sus reflexiones sobre la creación en el contexto de aislamiento, como parte de un programa impulsado por el Ministerio de Cultura porteño inspirado en la idea de «la cuarta pared», que refiere a la distancia imaginaria que separa, en una obra, a los personajes del público.
El confinamiento no sólo coloca al espacio doméstico en un primer plano de manera omnipresente sino que además desdibuja de algún modo los límites entre entre lo íntimo y lo externo, especialmente por la virtualidad.
El ciclo «Rompiendo la cuarta pared del arte», disponible en la web Cultura en Casa, invita cada día a un nuevo creador a abrir las puertas de su intimidad y a narrar la experiencia de la creación en el contexto del confinamiento.
«En general hago historietas sobre mis sentimientos del momento, así que la cuarentena y los nuevos hábitos ocuparon completamente la temática de mis últimos trabajos», cuenta a Télam la historietista Caro Chinaski, desde su hogar en el Tigre, donde pasa el aislamiento junto a su familia. En sus últimos posteos se puede ver cómo entremezcla ironía y humor: «Odio el nuevo afuera, parecemos ninjas tristes», dice una de sus viñetas.
«Tengo mi taller en casa y suelo trabajar acá, así que en el sentido espacial no cambió demasiado. Lo diferente es que ahora además de mi trabajo como artista me convertí en maestra de mis tres hijos, cocinera y amiga full time, sumado a lo abrumadora situación actual, no me dejó mucho resto para trabajar todo lo que quisiera», asegura.
Desde hace 12 años la pareja de artistas Balbina Lightowler y Ricardo Roux pasan de diciembre a abril en Villa Gesell y el resto del año en su casa de Buenos Aires, pero la cuarentena los encontró en esa localidad balnearia: «Lo que no vino nada mal -cuenta Lightowler a Télam-. Además, los compromisos que nos hacían volver a la ciudad se fueron cayendo uno tras otro», explica.
«La pasamos muy bien. Ya hace unos días que habilitaron la playa y, a pesar del frío, los días están muy lindos. Tenemos un buen taller muy confortable y en un hermoso lugar», agrega optimista Roux, a quien la cuarentena lo sorprendió embalando obras ya que tenía planificada una muestra para el mes de mayo en capital.
«No siento en el encierro una dificultad a la hora de ponerme a trabajar, sino todo lo contrario, ya que tengo más tiempo para destinarle a estar en mi taller -asegura Lightowler- pero me parece muy fuerte este límite puesto a nuestros cuerpos. No tengo idea como eso rebotará a futuro. Hay huellas que se están imprimiendo en notrotrxs en estos momentos que solo podremos ver más adelante».
«Por el momento, pinto de vez en cuando -aclara Roux y añade-: No suelo trabajar ilustrando mis sentimientos pero sí estoy pendiente de lo que pasa. Tengo cuidado pero también temor y a pesar de hacer pintura abstracta no me caben dudas de que estará impregnada de estas emociones».
Para el diseñador Martín Gorricho, quien ha realizado la gráfica de museos, teatros y espacios culturales, el confinamiento no cambió demasiado su modo de trabajo que «tiene mucho de estar solo, pero sí trabajo mucho para espacios culturales, territorios que están muy golpeados por esta pandemia. Varios proyectos con los que venía trabajando se cayeron o quedaron pausados», admite.
«¿Si la pandemia motiva nuevas imaginerías que se vuelcan a la creación? Demasiado. Mi esfuerzo es lograr ir hacia otros lados o preservar algo del mundo más allá de la pandemia. Hay una insistencia constante con la enfermedad, la muerte, el aislamiento, la angustia, la crisis económica, la soledad. Es como el mono-tema que avanza sobre todo y se vuelve agobiante», señala Gorricho.
«Tenemos que poder seguir construyendo un mundo creativo más allá de esta coyuntura», opina el diseñador.
El pintor Lucas Rocino se levanta muy temprano cada mañana y va caminando hasta su taller a cinco cuadras de su casa para poder trabajar al menos cinco horas, de 6 a 11 de la mañana, y regresar a su casa: «Entre las tareas domésticas, los juegos para los peques, deberes de las respectivas escuelas y mi trabajo como docente, el día pasa volando», relata el artista sobre su cotidianidad junto a su pareja e hijos.
«Es raro estar en el taller en estos tiempos se siente un poco diferente sin embargo hace más de un mes que no dejo de hacerlo. Antes me quedaba en casa y ocupé ese tiempo para realizar otras cosas. Pero necesitaba trabajar en el taller, no podía seguir estando sin pintar», resalta.
Para Rocino, «la pandemia nos brinda otra oportunidad para reflexionar sobre lo que nos sigue ocurriendo, cómo este capitalismo salvaje nos condena al fracaso y qué alternativas se puedan pensar para que el capitalismo se vuelva más humano y sensible a los acontecimientos de las mayorías. Casi nada ¿no?», ironiza.
La fotógrafa Valeria Sigal transita la cuarentena en su casa, junto a su familia: «Los primeros días, la rutina de madre y ama de casa a tiempo completo comenzó a afectar mi estado de ánimo así que, para no enloquecer yo ni a mis convivientes decidí volver a hacer retratos. Al no poder ser presenciales no me quedó otra opción que la virtualidad».
Así surgió «En tu habitación, días de cuarentena», una serie de retratos, en general desnudos, que Sigal realiza con personas de diversas partes del mundo a través de videollamadas: «Previamente solicito a las personas que voy a retratar que me envíen un video que me permita ver cuáles son los escenarios posibles y cómo es el ingreso de la luz natural en sus ambientes. Luego de definir el espacio acordamos una fecha y un horario para la sesión», detalla la fotógrafa.
«Mi trabajo como artista sufrió grandes cambios. En esta cuarentena paso las 24 horas del día con mi familia e hijos chicos, lo cual inevitablemente modifica e interfiere en mis espacios», relata la diseñadora, escultora, ilustradora y docente Lorena Bretaña.
En este tiempo, Bretaña se volcó a la ilustración en pequeño formato, «más simple de realizar, con materiales más cercanos, son trabajos fáciles de almacenar y puedo realizarlos en momentos más reducidos de tiempo», explica sobre sus dibujos de tramas con formas orgánicas y florales.
«La cuarentena me dio más tiempo para reflexionar sobre el proceso de mi trabajo y para dedicarme a lo que hago», explica la artista plástica Mónica Canzio, quien en este tiempo realizó una serie de monocopias junto a su marido, el artista Carlos Arnaiz, y planea nuevas esculturas inspiradas en sus lecturas.
«Rompiendo la cuarta pared del arte» se publica en @bacultura y participan también Ricardo Celma, Jetmir Idrizi, Max Zolkwer, Laura Caracciolo, Juampi Francisconi, Germán Quibus, Lucía Galli, Emilio Ferrero, Alejandro Parisi, Roberto Rey, Florencia Fraschina, Lola Aldazabal, Carlos Arnaiz, Mara Steinberg, Jerónimo Veroa, Jorge Pirozzi, Berta Goldwaser (Beylhe), Gabriela Pino, Nicolás Guardiola, Augusto Zaquetti.