Desafío en la región de las Américas para contener la cocirculación de dengue y Covid-19. Por la Dra. Romina Mauas
El dengue es una infección viral transmitida por mosquitos y causa síntomas pseudogripales y en ocasiones evoluciona hasta convertirse en un cuadro potencialmente mortal llamado dengue grave. Se presenta en los climas tropicales y subtropicales de todo el planeta, sobre todo en las zonas urbanas y semiurbanas. En las últimas décadas su incidencia en el mundo ha aumentado enormemente, multiplicándose por 30 en los últimos 50 años. No hay tratamiento específico para esta infección, pero su detección oportuna y el acceso a la asistencia médica adecuada disminuyen las tasas de mortalidad por debajo del 1%, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS),
Los brotes de dengue regularmente sobrecargan los sistemas de salud, y la situación puede tornarse más grave durante este año, con un escenario epidemiológico complejo de transmisión simultánea con Covid-19. La detección temprana y la rápida atención médica a los pacientes con dengue grave, ha ayudado a reducir drásticamente la letalidad por esta enfermedad. Sin embargo, la realidad de la posible cocirculación de dengue y Covid-19 en las Américas y en el mundo, impone nuevos desafíos para el tratamiento de casos que requieren atención inmediata. Asimismo, se desconoce el impacto en la salud humana de la coinfección con ambos virus. Debido a estos desafíos, es fundamental y prioritario que se realicen todos los esfuerzos para proteger a las poblaciones en riesgo e intentar reducir la cocirculación epidémica.
Además de adoptar las medidas preventivas para reducir los riesgos y la propagación de Covid-19, es fundamental que los programas de salud den continuidad a las actividades esenciales de control del Aedes aegypti con la participación de las familias e individuos.
Por lo anterior, la OPS/OMS han descripto un conjunto de recomendaciones temporales para los programas de control de vectores, agentes de salud y población, que deben ser adaptadas a la realidad de cada país y acorde a sus capacidades de respuesta. Estas recomendaciones se basan en la evidencia científica actualmente disponible, y con la expectativa de que todas las intervenciones y acciones de control de vectores sean acompañadas de una campañas de comunicación masiva que explique y refuerce las opciones de control del Aedes aegypti y las medidas de protección personal.
El dengue y otras enfermedades transmitidas por el Aedes afectan a 129 países con más de 4 mil millones de personas en riesgo de estas enfermedades en todo el mundo. El año 2019 fue testigo de un brote de dengue sin precedentes en muchos países de las Américas, con más de 3,1 millones de casos reportados, incluidos 28.176 casos graves y 1.535 muertes. Las epidemias de dengue tienden a tener patrones estacionales, y la transmisión suele alcanzar su punto máximo durante y después de las estaciones lluviosas. El dengue continúa afectando a varios países en 2020 y hay informes de aumento de casos.
A su vez, la pandemia de Covid-19 está ejerciendo una gran presión sobre los sistemas de atención de la salud de la región de las América. La OPS ha enfatizado la necesidad crucial de mantener los esfuerzos para prevenir, detectar y tratar las enfermedades transmitidas por vectores. El impacto combinado de Covid-19 y las epidemias de dengue podrían tener consecuencias potencialmente devastadoras en la población en riesgo.
Si bien el año 2020 será recordado por la pandemia de Covid-19, el cuidado hacia otras necesidades de salud y el comportamiento de otras enfermedades no deben ser desatendidos.
Aunque el aislamiento social para contener la propagación del Covid-19 puede ayudar a combatir en alguna medida las enfermedades transmitidas por mosquitos, los expertos advertimos que deben continuarse los cuidados para evitar la reproducción del mosquito Aedes aegypti, el vector de estas enfermedades.