Brasil| Promenten urgencia en la «diplomacia de la salud» por la pandemia
El nuevo ministro de Relaciones Exteriores de Brasil, Carlos França, prometió hoy una «verdadera diplomacia de la salud» debido a la urgencia en el combate a la pandemia de la Covid-19, según enunció en su discurso de toma de posesión del cargo.
«La primera urgencia es el combate a la pandemia del Covid-19 (…) las misiones diplomáticas y consulados de Brasil en el exterior estarán cada vez más involucrados en una verdadera diplomacia de la salud», prometió el nuevo ministro, citado por la agencia de noticias Sputnik.
«Mi compromiso es involucrar a Brasil en un intenso esfuerzo de cooperación internacional, sin exclusiones, y abrir nuevos caminos de actuación diplomática, sin preferencias de esta o aquella naturaleza», remarcó.
Su predecesor en el cargo, Ernesto Araújo, dejó el Gobierno entre fuertes críticas por la alineación total de la diplomacia brasileña con los intereses del entonces Gobierno de Donald Trump en Estados Unidos que acabó perjudicando a Brasil en el acceso a vacunas contra la Covid-19.
La falta de planificación del Gobierno del presidente Jair Bolsonaro y las tensiones diplomáticas derivadas de polémicas declaraciones del mandatario -en particular sobre China- le valieron a Brasil una serie de dificultades para importar las primeras dosis y los insumos necesarios para fabricarlas localmente.
França aseguró que son crecientes los contactos con gobiernos y laboratorios para mapear las vacunas disponibles y los medicamentos necesarios para tratar a los pacientes en estado más grave.
En la línea de intentar acceder al máximo de vacunas posible, el canciller valoró de forma positiva las declaraciones de la nueva directora general de la Organización Mundial del Comercio (OMC) sobre la necesidad de un «consenso amplio» que garantice el acceso a vacunas, con más producción y mejor distribución.
No obstante, no avanzó si cambiará la postura de Brasil respecto de la propuesta para suspender las patentes de las vacunas que presentaron India y Sudáfrica en esta organización, propuesta rechazada por el anterior jefe de la diplomacia.
La pandemia sigue fuera de control en Brasil que contabiliza más de 13 millones de casos y una cifra de muertos que se acerca a los 333.000.
El país comenzó a vacunar a principios de enero, varias semanas después que Estados Unidos, gran parte de los países europeos e incluso que Argentina y Chile.
A falta de orientaciones claras del Gobierno de Bolsonaro, los estados y ciudades se vieron librados a su suerte, enfrentando muchos contratiempos, fraudes e incluso la suspensión de la vacunación como ocurrió en Rio de Janeiro o Salvador, a falta de dosis.
Más de 17,2 millones de personas ya recibieron al menos una dosis y menos de 5 millones la segunda, lo que representa un 8,1 y 2,3% de la población total del país respectivamente.
El gigante sudamericano es el segundo país más afectado por la pandemia a nivel global, solo detrás de Estados Unidos que acumula casi 31 millones de contagios y más de 555.000 decesos, y por delante de India que con sus 1.366.417.754 de habitantes (frente a los 214.240.503 de Brasil) registra 12,6 millones de infecciones y 165.500 fallecidos.
De acuerdo con un informe publicado ayer por el Instituto de Métrica y Evaluación de la Salud de la Universidad de Washington, se proyecta que para fines de junio de este año la pandemia podrá haberse cobrado la vida de entre 507.000 y 595.000 brasileños.
Marzo fue el mes con más muertes desde que se inició la pandemia, con 66.800, pero en abril se estima que habrá unos 100.000 más, según la Universidad de Washington.
França también citó la «urgencia climática», pero más que hablar del desafío de Brasil en la lucha contra la deforestación de la Amazonía o en la reducción de emisiones, centró su discurso en la necesidad de explicar al mundo lo que el país está haciendo correctamente.
«Tenemos que mostrar al mundo una matriz energética que es predominantemente renovable; un sector eléctrico que es tres veces más limpio que la media mundial, que ya puede ser considerado de bajo carbono», afirmó.
También subrayó la necesidad de mostrar que el sector agropecuario, además de alimentar al planeta, «es símbolo de sostenibilidad».
Respecto a los países vecinos, puso el ejemplo de la Argentina y los acuerdos nucleares, que tienen más de tres décadas «y son símbolo del predominio de la cooperación sobre la rivalidad».