El sueño de una Superliga Europea duró apenas 48 horas

La Superliga Europea anunciada el pasado domingo por sus 12 socios fundadores, los más empinados clubes del Viejo Continente, algunos más desde lo económico que por historiales futbolísticos, terminó su fugaz existencia este martes con la renuncia a la misma de la mitad de sus integrantes, los seis clubes ingleses, que resolvieron bajarse de esa iniciativa ante la presión de todo el arco deportivo e institucional del mundo entero.

En realidad y a la luz de los acontecimientos, esta Superliga Europea nunca existió y no quedarán registros en la historia que no signifiquen más que una especie de asonada de una docena de clubes poderosos que fue sofocada en un puñadito de horas por importantes voces disidentes que fueron desde personalidades del mundo del deporte, y obviamente del fútbol en particular, hasta de estamentos políticos y gubernamentales.

 

Pero fundamentalmente esa oposición, que lo tuvo este martes mismo al propio papa Francisco oponiéndose a esa movida, contó con una fuerte crítica de los hinchas, que no se sintieron representados por sus propios clubes, tal como lo demostraron los del Chelsea, uno de los seis ingleses que formaron parte de este ahora trunco proyecto.

Manchester City fue el primero en hacer oficial a través de un comunicado difundido en sus redes sociales su retiro del proyecto de la Superliga Europea y pocas horas después los otros cinco equipos de la Premier fundadores de la Superliga, el mencionado Chelsea, Arsenal, Liverpool, Tottenham Hotspur y Manchester United sellaron también su renuncia.

Y mientras Barcelona también estiraba los últimos cabildeos antes de sumarse a ellos, Milan, de Italia, también consumó su abandono, dejando solamente al cuarteto integrado por los españoles Real Madríd y Atlético de Madrid y a los otros dos italianos, Juventus e Inter, en pie «de guerra», aunque obviamente por poco tiempo.

Las manifestaciones de última hora lanzadas por Gerard Piqué, un emblema barcelonista, que se lanzó en sus redes sociales contra esta iniciativa y aprovechó, como siempre, para «pegarle un palito» a Real Madrid, al fustigar a su presidente, Florentino Pérez, y al programa «El Chiringuito», que anoche le dio la oportunidad de explayarse sobre las «bondades» de la Superliga, terminaron de decidir a los «culés».

«Ayer una fiesta, hoy hundidos. El Chiringuito de Florentino», disparó en otro de sus siempre «filosos» tuits el esposo de la cantante colombiana Shakira, siempre a gusto cuando se trata de «comunicar» a la opinión pública sus sensaciones y puntos de vista.

El otro catalán que influyó en la decisión de retirarse de su club fue Josep Guardiola, quien esta misma tarde sostuvo que un «deporte deja de ser deporte cuando la relación entre el esfuerzo y el éxito no existe. No es un deporte si el éxito ya está garantizado de antemano, y da lo mismo que ganes o pierdas”.

Y el propio premier británico, Boris Johnson, dividió su día de declaraciones públicas de este martes entre la defensa del Brexit y la condena a este proyecto de la Superliga Europea, algo que destacaron la mayoría de los más importantes medios europeos.

Pero la salida más influyente para la caída de esta propuesta es la de Manchester United, cuyo vicepresidente Ed Woodward ya anunció que ante esta posibilidad frustrada abandonará su cargo a mediados del corriente año, dos meses antes de que hubiese dado comienzo justamente la Superliga, en agosto próximo.

Sin embargo no es este el disparador del derrumbe de este castillo de naipes, sino el del dueño del club, el empresario estadounidense Joel Glazer, que había sido designado vicepresidente primero de la Superliga, por detrás del titular, Florentino Pérez, y por delante del vice segundo, Andrea Agnelli, de la Juventus, que ante ello parecía que iba a renunciar a la presidencia del club italiano, aunque eso por ahora no ocurrió.

Glazer era el impulsor económico de este proyecto desde los Estados Unidos, por detrás de Florentino Pérez, y su deserción deja vacías las promesas realizadas por el titular del club madrileño realizadas ayer en el canal Antena 3, cuando habló de «iniciativa solidaria» que, prometió, «derramaría dinero a las instituciones más modestas cuando aumenten las ganancias de las más poderosas».

Pero la salida de los seis clubes ingleses y la renuncia que encabeza Milan para la media docena de «clubes fundadores» restante, le asestó un golpe mortal a esta Superliga que, como alguna vez le sucedió a un proyecto similar que impulsaba el por entonces presidente de Boca Juniors, Daniel Angelici, por afuera de la Conmebol, para el fútbol sudamericano, terminó sucumbiendo ante el reclamo popular y el poder de lo establecido.

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