Se excluye de la muestra a Venezuela debido a la poca representatividad de su tipo de cambio oficial y a la elevadísima volatilidad y baja confiabilidad de los datos correspondientes a su tipo de cambio paralelo.
Esto responde a que los desequilibrios macroeconómicos en Argentina han acelerado el proceso de pérdida de valor de nuestra moneda, lo que se observa en términos del poder de compra del peso, pero también en la relación de su valor respecto a otras monedas.
Más allá de la comparación entre el dato actual y el registrado a principios de año, también es importante observar la dinámica. A partir de junio la tendencia de las monedas de la región ha sido hacia la depreciación (como se observa en el gráfico siguiente). Desde el 1 de junio de este año todas las monedas regionales cayeron o, en el mejor de los casos, se mantuvieron estables respecto al dólar. La devaluación promedio (excluyendo Argentina) fue de 7%; en nuestro país el tipo de cambio oficial aumentó 7% pero los no regulados lo hicieron 46% (blue) y 43% (MEP).
Eugenio Marí, Economista Jefe de la Fundación Libertad y Progreso dice que “los movimientos que estamos viendo en el tipo de cambio responden a dos factores, por un lado una creciente desconfianza en el peso y la capacidad del gobierno de poder avanzar hacia equilibrios macroeconómicas que reduzcan el riesgo. Y por otro al festival de emisión monetaria que viene realizando el Banco Central, que ha inundado el mercado de pesos, lo cual lógicamente hace caer su valor”.
Lautaro Moschet, Economista en Libertad y Progreso, subrayó que “la diferencia de ritmo devaluatorio en el mercado oficial, respecto a las cotizaciones paralela y financiera dejan en evidencia que el Banco Central sostiene a la fuerza el valor del peso a costa de la caída de reservas. Una práctica que a largo plazo es insostenible” Además, enfatizó la importancia del gobierno para generar confianza dado que “a partir de la salida de Guzmán, el mercado siente mayor incertidumbre y huye de la moneda local, disparando la cotización del dólar”.
Aldo Abram, Director Ejecutivo en la Fundación, hace una aclaración al respecto: “Cabe aclarar que el haber emitido en exceso, justificados en la pandemia, es la razón del aumento de la inflación en el mundo. Una moneda pierde valor cuando un banco central produce más de lo que la gente quiere, ya sea para financiar al gobierno o para “sostener” la economía. Eso inmediatamente se refleja en los mercados cambiarios libres; por lo que no debería llamarnos la atención que Argentina lidere la región en cuanto a alza del dólar. Lamentablemente, luego esa pérdida de poder adquisitivo se reflejará en todos los bienes y servicios, o sea más inflación.” Y agregó, “En el caso argentino se suma que la gente se cansa de que les quiten a sus pesos poder adquisitivo para financiar al gobierno con impuesto inflacionario y deja de demandar la moneda local; lo que también hace caer su valor, potenciando el alza cambiaria y de los precios al consumidor”.
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