Entrevista| Conocemos al San Martín humano, detras del heroe
De cara a un nuevo aniversario de la muerte del General San Martin, en #CincoDias dialogamos con Eduardo García Caffi, Presidente del Instituto Nacional Sanmartiniano y ex Secretario de Cultura de la Ciudad y de la Provincia de Buenos Aires.
Junto a él intentaremos repasar algunos aspectos desconocidos del Libertador de América, sus gustos, su talento para el arte, su mirada como padre, sus miedos y los mitos que rodean su enaltecida figura.
San Martin, el hombre
Uno de los primeros detalles que describe García Caffi sobre el “Padre de la Patria” refiere a su costado más “humano”, si se permite el término.
“Vale decir que desde chico fue muy estudioso, era muy bueno en matemáticas y, en Europa, adquiere sus primeras nociones en el dibujo y la pintura, donde sobresale notablemente. De hecho alguna vez le confesaría a su amigo Tomás Guido, sin complejo alguno, que, si le faltara empleo en el Ejército, bien podía ganarse landó acuarelas y paisajes de abanico”.
“San Martin era consciente de su talento para pintar” afirma el entrevistado y agrega que “además se destacaba tocando la guitarra. Dicen (aunque no está completamente verificado) que fue tomó lecciones con el famoso compositor Fernando Sors y otras de canto”.
Para el cierre, García Caffi, escoge una descripción realizada por Adolphe Gérard, amigo íntimo del General, dueño de la casa de Boulogne-sur-Mer donde terminó sus días: «El señor San Martín era un lindo anciano de elevada estatura, que ni la edad, ni la fatiga, ni los dolores físicos habían podido doblegar. Sus rasgos fisonómicos eran muy expresivos y simpáticos, su mirada viva y penetrante, sus modales llenos de amabilidad… Su conversación, fácil y jovial, era una de las más atractivas que he escuchado.»
Una exquisita redacción que nos permite, imaginación mediante, lograr interpretar el temple, la humanidad, los rasgos distintivos de Don Jose.
El Día que San Martín regresó de su exilio
García Caffi recuerda que alguna vez, San Martín, volvió a la Patria. Para 1824, cuando decide exiliarse junto a su hija en Francia, nuestro país veía surgir a uno de los estancieros más poderosos de la provincia, Juan Manuel de Rosas, asumió la gobernación de Buenos Aires y ejerció una enorme influencia sobre todo el país.
El 6 de febrero de ese año, San Martin decide regresar al país y arriba al puerto en el buque «Countess of Chichester».
El 15 de enero tras hacer escala en Río de Janeiro, llega a las costas Argentina pero “no se decide a desembarcar, porque cuando entiende que lo invitan a ser Gobernador, decide no hacerlo, porque ya no se trataría de ejercer una defensa de la patria, sino que su cargo implicaba ser parte de una facción política, decide no hacerlo”.
Es importante detallar que aquello que Lavalle le ofrece es lo que jamás podría aceptar por cuanto sus simpatías están claramente del lado federal. No era novedad que sus relaciones con los unitarios han sido siempre pésimas.
Luego de unos treinta días en la costa, paso tres meses en Montevideo, luego se radicó en Paris y, finalmente, se trasladó a una habitación alquilada en la ciudad costera de Boulogne-sur-Mer. Allí falleció a la edad de 72 años, a las tres de la tarde del 17 de agosto de 1850 en compañía de su hija, de su yerno y sus nietos.
Su Amor por los Libros
García Caffi relata que cuando llegó de Europa, San Martin, “Cruzó el Atlántico con una docena de baúles con casi 200 libros que forjaron sus ideas”, lo que deja plasmado el amor por la lectura que tenía.
En este aspecto narra que “donó al Perú más de 700 volúmenes, pero sólo le aceptaron la mitad. La otra quedó disponible para otros destinos posibles: las bibliotecas de Mendoza y de Santiago de Chile, fundadas por su motivación, como la de Lima”.
“La historiad cuenta que decidió destinar los 10.000 pesos que el Cabildo de Santiago de Chile le había entregado por la victoria de Chacabuco para la creación de una biblioteca en esa ciudad” resalta.
Su relación con los libros, la lectura y las bibliotecas quedó inmortalizada en una de sus máximas: «La biblioteca, destinada a la ilustración universal, es más poderosa que nuestros ejércitos para sostener la independencia».
Las Máximas
Bien es conocido que, en 1825, José de San Martín escribe una lista de consejos para su hija Merceditas, conocidas como sus “Máximas”.
Pero en este inciso, García Caffi, destaca un detalle desconocido: “Las Máximas, por el contrario de lo que mucho creen, no las escribe tanto para su hija sino más bien para sí mismo. Son una especia de una pauta de educación a la cual seguir. No son otra cosa que un decálogo de valores, basados en su propia vida, los que él mismo siguió y ahora, entendía, debía hacer su Mercedita. Es interesante entender que, pese a tener obre sus espaldas, 17 teatros de operaciones en Europa, de los combates en América, San Martín cuidaba mucho la vida y honraba la vida del soldado. No era un combatiente donde no le importaba perder hombres para ganar una batalla, al contrario, era un humanista en ese sentido. Con esos mismos valores que el vivió, crio luego tanto a sus hijas y sus nietas”.
“La Guerra de los Panfletos”
Otra de las historias que narra, García Caffi, es sobre la “guerra de panfletos” que tuvo que librar San Martin. Resulta que durante la Guerra de Independencia, surgen en Chile la presencia de Juan José y su hermano Luis Carrera. Estos militares estuvieron presente, junto a O’Higgins, en el campamento del Plumerillo, antes del famoso cruce del General.
Pero cuando se hizo evidente la disidencia entre los Carrera y O’Higgins, el gobernador de Cuyo ordena que los Carrera vayan hacia Buenos Aires.
Desde allí los Carreras, planificaron la forma de desplazar a O’Higgins y a San Martín, mientras José Miguel se encontraba en Estados Unidos. Estos preparativos se finiquitaron cuando llegó el hermano ausente, conocidos como “La Conspiración de 1817”.
El ambicioso plan consistía en deponer al gobierno chileno y al mismo tiempo tomar preso a San Martín. En tanto, en Buenos Aires se armarían dos grupos de poder, uno al mando de Juan José y el otro de Luis. Una vez realizado el objetivo, los hermanos Carreras tendrían nuevamente el poder político. Pero la llegada de José Miguel a Buenos Aires coincidió con el triunfo del Ejército Libertador en Chacabuco, el 14 de febrero de 1817, y el posterior nombramiento de Director Supremo a O’Higgins.
El intento falló y los hermanos Carrera fueron arrestados. El 5 de agosto de 1817 apresaron a Luis y Juan José cayó quince días más tarde en la Posta de Barranquita, San Luis. Ambos fueron conducidos a Mendoza junto a otros comprometidos con la aventura, donde fueron sometidos a juicio y finalmente condenados a fusilamiento.
Pero la disputa no quedaría allí. Años más tarde cuando José Miguel estaba asilado en Montevideo, se hizo de una imprenta gracias a un amigo que la llevó desde Buenos Aires. Con ella publica y envía panfletos a Buenos Aires y a las Provincias Unidas, propiciando el estado federativo y siembre de calumnias y acusaciones contra el Libertador.
Expulsado de Montevideo, se une a los caudillos de las provincias del norte de Buenos Aires y vencen a las fuerzas de Pueyrredón, instalando en el poder a Manuel de Sarratea, amigo suyo, quien establece el estado federativo, que se mantiene hasta hoy.
Tratando de regresar a Chile, vence al Gobernador de Mendoza y al Jefe de las fuerzas de San Luis y mantiene su supremacía en la región, a pesar de los varios intentos por derrotarlo.
El 21 de agosto de 1821 es derrotado en El Médano y retirándose hacia Jocolí es traicionado por el Comandante cordobés Manuel Arias y es hecho prisionero. Conducido a Mendoza es procesado por un tribunal militar y condenado a muerte.
La Patria Grande, es eslabón que falta para “completar la Independencia”
Sin dudas la idea que compartía tanto San Martín, con otros idealistas como Belgrano o Martín Miguel de Güemes, de una Sudamérica unida, de una “Patria Grande” fue acaso el ápice que aún permanece trunco desde aquella gesta independentista.
Aquel paradigma, que incluía la presencia de un “Rey Inca”, presentaba un plan político, que tenía su filiación histórica, y que encontraba así eco en las poblaciones indígenas. La revolución americana, radical en sus propósitos y orgánicamente democrática por la índole misma de los pueblos, fue no sólo una insurrección de las colonias hispanoamericanas contra su metrópoli sino principalmente de la raza criolla contra la raza española.
En este punto, García Caffi , sostiene que “así como es difícil que un individuo pueda realizarse en una comunidad que le va mal, que no tiene las condiciones sociales para su alimentación, su vivienda, su educación; también lo es para una Nación hacerlo dentro un Continente inestable. Pensemos que tenemos la ventaja de hablar en toda Latinoamérica de hablar un solo idioma, no somos un Continente pobre sino desigual, creo que esa visión y esa lucha esta aún pendiente. Incluso en su época San Martin ya veía que se estaba complicando el ponerse de acuerdo entre las patrias para estar unidas, y creo que debemos retomar esa lucha y tener una América unida para poder desarrollarse, de lo contrario será muy difícil la salida Individual”.
¿Era Masón?
“Acá voy a tener algunos historiados en contra” refiere, García Caffi, entre risas y argumenta “si bien muchos dan por sentado de que San Martin era Masón, la realidad es que no hay pruebas concretas de que lo fuera. Fundamentalmente porque de serlo eran Sociedades Secretas, así que ahí existe una imposibilidad de tener documentación que respalde la idea».
Entre quienes dudan, aportan que ni siquiera, dos famosos masones como Mitre y Sarmiento lo reconocen como par, como tampoco reconocen a la Logia Lautaro, de la cual San Martín fue fundador en América, como masónica.
García Caffi argumenta que “por otro lado hay varios indicios de su Fe Católica. Entre los puntos del Reglamento del Regimiento de Granaderos establece el “Rezo de oraciones por la mañana luego de tocar diana y el Rosario todas las noches. Domingos y días festivos Santo Oficio de la misa por el capellán del Regimiento en la Parroquia del Socorro”.
En tanto recuerda que, pocos días antes de iniciar el cruce de los Andes, “proclamó a la Virgen del Carmen patrona del ejército”
Como cierre sostiene que en su condición de “miembro de la Academia Argentina de la Historia y de la Academia Sanmartiniana, no puede aseverar aquello que carece de documentación concreta de que lo sustenten”.
El Documento más impactante
“Lo que más me convivio, y que es patrimonio histórico del Instituto, es el Fechó su testamento ológrafo en París el 23 de enero de 1844, donde , entre otras cosas, deja como única heredera a su hija Mercedes de San Martín, casada con Mariano Balcarce que ejercía como embajador argentino en París» destaca García.
Además establece allí que “su sable corvo favorito, el de las batallas de Chacabuco y Maipú, fuera entregado al gobernador porteño Juan Manuel de Rosas, como una prueba de la satisfacción que, como argentino, he tenido al ver la firmeza con que ha sostenido el honor de la República contra las injustas pretensiones de los extranjeros que trataban de humillarla”.
E incluso el mismo “Declaraba como su primer título el de generalísimo del Ejército del Perú”.
“Sin dudas de todos los documentos, este es un testamento importante y sensible. Verlo con su firma y todo es maravilloso” sentencia.
El Uniforme que sobrevivió
Si bien, desde que somos chicos vemos al General luciendo todo tipo de Uniformes Militares, el Director del Instituto revela que “ninguno de ellos ha sobrevivido, a excepción hecha del de Protector del Perú que se conserva en el Museo Histórico Nacional. Y de hecho, en 1838, cuando el rey Luis Felipe de Orleans, en el Palacio de las Tullerías cuando lo quiso conocer, lo invitó a la recepción y adelantándose al protocolo lo estrechó de sus manos para proveerle palabras elogiosas, San Martín en esa ocasión también vestía el uniforme del Protector del Perú”.
“Se trata de un frac de gala que contiene los colores de la bandera peruana, que fue diseñada por el propio San Martín” resalta García Caffi.
¿Puede aparecer un “nuevo” San Martin en estos tiempos?
Como coronario de la charla, el Director del Instituto Sanmartiniano, reflexiona sobre la posibilidad de que “surja” un hombre con los ideales, el valor, la honestidad y la templanza de Don Jose, en estos tiempos que corren.
“La circunstancian fundamentales donde se habla de independencia, de rasgos históricos de una Nación que son permanentes y para siempre” inicia su discurso Caffi y añade “por otro lado hay que tener en cuenta la convicción de San Martin, el mismo dice que “no he sido más que un instrumento accidental de la Justicia y un agente del Destino” y en un rasgo más universalista confiesa que “mi causa es la causa del género humano”; es decir es una persona comprometida y con una visión de que tenía una causa superior que cumplir. Tiene la claridad de una existencia de una misión superior en genero de instrumento para llevarla adelanta. Esto explica muchas cosas, de porque vino, de porque hizo lo que hizo. Creo que estaba convencido de que esa era su tarea en la vida. Además a esto hay que sumarle su fortaleza”.
Continua: “Además es menester recordar que no “la tuvo fácil” cuando llegó, había muchos que especulaban que pasaría si ganaban los españoles, cuyos intereses económicos que tenían que ver con la Corona. Esta el caso de Rivadavia, por ejemplo, al cual tuvo en contra mucho tiempo al punto de que no lo dejó venir a Buenos Aires para despedirse de su esposa que agonizaba. No es un dato menor que sus restos fueron repatriados 30 años posterior a su muerte o la disolución del Regimiento de Granaderos, hubo como una erradicación de todo símbolo que implase San Martin”.
“Creo que son personalidades que se dieron en un tiempo y en un contexto, que es imposible trasladarlos o compararlos con otros momentos de la historia. Fue un hombre que tuvo que estar en ese momento histórico y actuar en consecuencia. Por eso su grandeza” sentencia.
Para #CincoDias por Juan José Postararo