Cómo entender a los adolescentes: conocemos cómo funciona su cerebro
El cerebro comienza su desarrollo desde el mismo momento del nacimiento de la persona y tiene
períodos cruciales, como la infancia y la adolescencia. En estas etapas, aumentan las redes de conexiones neuronales entre las diferentes áreas y es en la adolescencia cuando se remodela totalmente para adaptarse a su entorno y estar preparado para hacer frente al resto de su vida como adulto.
Los adolescentes pueden hacer cosas más difíciles y entender temas más profundos que cuando eran niños. La mayoría de las veces, presentan altibajos emocionales y comportamientos impredecibles. Todo esto es normal y forma parte de su desarrollo cerebral.
Curiosidades sobre el cerebro adolescente
Hay cambios muy importantes en el cerebro durante la adolescencia. Te contamos algunas curiosidades de esta etapa a continuación.
1. El cerebro deja de crecer, pero sigue madurando
Cuando el cerebro deja de crecer no deja de madurar y desarrollarse hasta los 25 o 30 años. La corteza prefrontal es la que más tarda en madurar. Esta área se encarga del control de los impulsos, de establecer prioridades y de planificar. En la adolescencia, como todavía está en desarrollo, hay más probabilidad de que los adolescentes tengan comportamientos arriesgados sin tener en cuenta las consecuencias de sus decisiones.
2. El tamaño del cerebro alcanza su punto máximo en la adolescencia temprana
En las niñas, el cerebro alcanza su tamaño máximo en torno a los 11 años, mientras que, en los varones, lo hace alrededor de los 14. Pero, ¡ojo!, esta diferencia no tiene nada que ver con tener una mayor o menor inteligencia.
3. Algunos trastornos mentales aparecen durante la adolescencia
Todos los cambios que se producen en el cerebro, junto con los cambios emocionales, físicos y sociales, pueden hacer más propensos a los adolescentes a tener problemas de salud mental. Esto hace a los jóvenes más vulnerables a trastornos como la ansiedad, la depresión, las alteraciones de la conducta alimentaria, la bipolaridad o la esquizofrenia.
4. Necesitan más horas de sueño que los niños y los adultos
Los adolescentes tienen mayores concentraciones de melatonina en sangre por la noche y caen más tarde por las mañanas que en los niños y en los adultos. Esto puede explicar por qué los jóvenes suelen quedarse hasta altas horas de la noche despiertos y luego les cuesta despertarse por la mañana. A pesar de que deben dormir entre 9 y 10 horas diarias, la mayoría no lo hace. Esta carencia de sueño puede provocarles falta de atención, impulsividad y estar más irritables.
5. El cerebro de los adolescentes es más sensible al estrés
El cerebro de los adolescentes está en pleno desarrollo y es por esta razón por la que pueden tener una respuesta al estrés distinta a la de los adultos. Esto puede afectar a su salud mental y desarrollar trastornos relacionados con el estrés, como la depresión y la ansiedad. El mindfulness puede ser una técnica que les ayude a afrontar estas patologías, ya que consiste en centrarse en el momento presente y prestar atención plena.
6. El cerebro en la adolescencia está preparado para adaptarse y aprender
La infancia es una etapa en la que el cerebro tiene una gran plasticidad. En la adolescencia, conserva esa característica, lo que hace que pueda adaptarse a su entorno para responder a él y continuar con el aprendizaje. Las actividades académicas, creativas, los retos mentales o el ejercicio físico, son beneficiosas para ayudar al cerebro en su desarrollo.
7. El cerebro adolescente es fuerte
Al igual que la adolescencia, es una etapa repleta de cambios que hacen que el cerebro sea más propenso a ciertos trastornos. De todos modos, la gran mayoría de los jóvenes llega a la adultez sin ningún tipo de problema mental.
Sobre las curiosidades del cerebro adolescente podemos decir que…
Como vimos en este artículo, el cerebro adolescente no está desarrollado del todo, por lo que estos jóvenes se enfrentan a continuos cambios a los que tienen que hacer frente para adaptarse a su entorno. Muchas veces pueden verse en situaciones de riesgo, precisamente porque no tienen la experiencia suficiente ni su cerebro ha madurado del todo.
Tener en cuenta estás cuestiones puede hacer a los padres entender un poco mejor a sus hijos adolescentes.