El Mercado Central junto con una App combaten el desperdicio de alimentos en el país
En un mundo que podría abastecer a toda la población, de acuerdo a la ONU, casi 830 millones de personas continúan pasando hambre cada día.
Además, la pérdida y el desperdicio de alimentos contribuye en gran medida a la crisis climática, ya que explican un 10% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero.
«Esperamos próximamente tener desarrollado un protocolo de prevención y reducción de las pérdidas y desperdicios para los actores del comercio mayorista de alimentos, con foco en los mercados centrales» aseguró Elizabeth Kleiman, responsable del área de Sistemas Agroalimentarios Sostenibles (SAS) en FAO Argentina.
Agregó que la reducción de los «volúmenes de pérdida y desperdicio nos beneficiará social, económica y ambientalmente, generando un círculo virtuoso tendiente a la circularidad».
En Argentina se pierden por año aproximadamente 16 millones de toneladas de alimentos, lo que representa el 12,5% de la producción agroalimentaria.
Una de ellas es el programa Reducción de Pérdidas y Desperdicios y Valorización de Residuos (PRP) del Mercado Central de Buenos Aires que desde su inicio en 2020 hasta noviembre del 2022 redujo en un 46% las pérdidas de alimentos, gracias a la donación de 2.5 millones de kilos de alimentos para consumo y la generación de 3.8 millones de kilos de residuos para el compostaje.»Era muy importante el volumen de desperdicio y como nunca había un sistema para recuperar ese alimento o residuo orgánico, terminaba todo en el Ceamse», explicó a Télam Marisol Troya, gerenta de Calidad y Transparencia de la Corporación del Mercado Central de Buenos Aires, quien también alertó que «sigue siendo un problema importante en el mundo la cantidad de desperdicios de alimentos».
El programa del Mercado Central tiene el impacto ambiental porque evita la generación de residuos, ya que se estima que los desechos alimenticios representan más del 40% del total de la basura en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) y más del 37% en el Área Metropolitana de Buenos Aires, según un estudio del Instituto de Ingeniería Sanitaria de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
Asimismo, cuenta con un impacto social porque además de los comedores beneficiados por el programa, dieron trabajo a 24 personas en situación de vulnerabilidad social que antes iban a los volquetes a buscar frutas y hortalizas para consumir o vender.
«Ahora son trabajadores con derechos», destacó Troya y llamó a «trabajar la dimensión normativa» porque «en el país no tenemos una ley de reducción de pérdida de alimento».
Otra de las iniciativas para combatir el desperdicio de comida es la aplicación Winim que vende productos en sobrestock de empresas de alimentos por problemas de sobreproducción, packaging defectuoso (pero que mantiene la calidad del producto), cambios en su envoltorio o imagen de marca o fecha de vencimiento cercana.
«Lo que hicimos fue encontrar en el gran producto de sobrestock de grandes de empresas, localizamos lo que no se va vender, lo conseguimos con un gran descuento, y lo llevamos a la barrios populares, por ejemplo en el Barrio Padre Mugica, Rodrigo Bueno o la Fraga», contó a Télam Santiago Guglielmetti, uno de los fundadores de Winim.
«Es gigante el desperdicio en Argentina: 1 de cada 3 platos de comida termina en la basura», ejemplificó y subrayó que «nuestro país es un gran productor de frutas y verduras, y en ese sector es muy importante el desperdicio. En pescados y mariscos puede llegar al 50%».
Según el fundador de Winim, una posible solución a esta problemática es mejorar la infraestructura y logística del transporte, porque «a veces más barato tirarlo que trasladar los productos».
Por último, tanto Guglielmetti como Troya, coincidieron en que los consumidores en sus hogares pueden realizar distintas acciones para combatir el desperdicio de alimentos.
«Hay que comprar diariamente en cortos plazos de tiempo, frutas y verduras de estación, no dejar sobremadurar, consumirla en fresco. Tratar de compostar, que sino eso va a la basura», recomendó Troya.
Guglielmetti aconsejó que «no hay que ir especulando al supermercado. Hay que saber cuándo y por qué vas a consumir. Está todo pensado para que consumas de más y eso termina en comida tirada. Hay que aprovechar más los productos, reconvertirlos, usarlos en otra comida».