La necesidad de reducir las guardias de 24 horas en el sistema de Salud
Cada miércoles la Dra. Alicia Mariani se levanta muy temprano para poder ingresar a las 7 de la mañana a la guardia de la maternidad en donde trabaja. Siempre tiene preparado un bolsito para la guardia en el cual no puede faltar algo rico para compartir con las enfermeras, sus compañeras de guardia. Ella sabe que hasta las 7 de la mañana del próximo día no volverá a pisar la calle, ni verá a sus seres queridos, comerá en el momento que el trabajo se lo permita y dormirá de a ratos, en un sillón cama, si la guardia está tranquila.
Alicia es neonatóloga y realiza guardias en la Unidad de Terapia Intensiva Neonatal de la Fundación Hospitalaria. La terapia intensiva recibe pacientes neonatos en estado crítico los cuales “a veces no logran estabilizarse durante el día o una vez que se logran estabilizar los pacientes graves, ingresan nuevos pacientes” asegura la Dra. Alicia Mariani.
Las guardias de 24 horas son una realidad común en los hospitales y centros de salud de Argentina, donde los médicos se ven obligados a trabajar jornadas extenuantes sin descanso adecuado. Esta práctica, aunque fué considerada necesaria para garantizar la disponibilidad de atención médica las 24 horas del día, tiene consecuencias significativas para la salud física y mental de las y los profesionales involucrados.
“Lo primero en lo que pienso es en la sobrecarga de estrés que significa, una persona trabajando en un área de urgencia durante 24 horas altera sus ritmos de alimentación, sus ritmos de sueño y los espacios de tiempo para recuperar fuerza para dar respuesta” comenta la Dra. Alicia Mariani acerca de lo que implica para ella estar de guardia.
La neonatóloga también hace referencia al impacto emocional además de físico que las largas jornadas generan en su cuerpo: “Además desde el punto de vista endocrinológico el ciclo circadiano de las hormonas se alteran. Los procesos de estrés y angustia, muchas veces repercuten en los hábitos alimentarios, tanto en comer de más o de menos. La falta de sueño en más de una oportunidad por semana, además de repercutir en nuestro sistema endócrino, compromete en forma más amplia en los ejes neuro/psico/endocrino predisponiendo a trastornos de ansiedad, burnout y aumenta el riesgo de depresión.”
Otro punto crucial es que muchos profesionales luego de realizar una guardia deben seguir cumpliendo con su horario habitual de trabajo ya que, en muchos lugares, no hay francos compensatorios post guardia lo que genera muchas veces un agotamiento extremo y, en algunos casos, la falta de empatía por parte de colegas: “Otra cosa que cuesta mucho es el juicio del colega al día siguiente, porque vienen frescos y a veces son muy duros con el trabajo que se hizo”.
Las y los médicos además de lidiar con un sistema de salud que no los cuida, con bajos salarios y condiciones que son infrahumanas, como es trabajar sin descanso durante 24 horas, cuidando la vida de tortas personas, también deben enfrentarse a la difícil situación de perder a un paciente, de aprender a acompañar los familiares de aquella persona que fallece, aprender a transmitir de la mejor manera la peor de las noticias, la de la muerte, para la cual nunca nadie los ha preparado.
“Creo que un punto muy importante y duro, es aceptar que aún dando lo mejor el paciente puede fallecer, con todo lo que implica acompañar la familia y ayudar a los colegas que aún les cuesta aceptar que morir forma parte de vivir” comenta la Dra. Alicia Mariani quien ha tenido que acompañar muchas veces a familiares de bebés que fallecen en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales.
El Licenciado en psicología Esteban Castro asegura que estar de guardia 24 horas tiene un efecto negativo en el cuerpo de los y las profesionales no solo desde el punto de vista físico sino también mental: “El cuerpo humano necesita un adecuado descanso para funcionar correctamente, y la falta de sueño puede afectar negativamente la concentración, la memoria, el estado de ánimo y la capacidad para tomar decisiones. Estar en constante alerta provoca niveles elevados de estrés, de ansiedad. Esto puede afectar el sistema inmunológico y la salud mental en general.”
Esteban Castro sugiere que los y las profesionales que realicen largas jornadas de guardia deben estar atentos a las señales de su cuerpo-mente. “Debemos atender las señales q nos da nuestra mente-cuerpo y también mantener nuestra vida social. De lo contrario, si pasamos por alto estas señales la situación puede empeorar y constituir una situación más compleja de curar, por ejemplo: Burnout.” sugirió el Licenciado en Psicología.
Desde el Sindicato de Sanidad, uno de sus delegados, Damian Vita, asegura que “Como sindicato no avalamos de ninguna manera las guardias de 24 horas”. Sanidad representa a gran parte del personal de la salud privada, salvo al personal médico. “En el último estatuto existe la posibilidad de poder representarlos, pero los médicos tienen su propio sindicato” resaltó Damian acerca de poder representarlos y poder colaborar para mejorar sus condiciones de trabajo y defender sus derechos.
En este marco, Damian Vita, sentencia que los lugares que obligan a realizar guardias de 24 horas “lo que buscan es reducir costos” ya que al tener menos personal, pagan menos sueldos y también menos cargas sociales.
De este modo el costo real lo terminan pagando las y los médicos con su cuerpo cansado, mal dormido, mal alimentado y con una sobrecarga emocional difícilmente encontrada en cualquier otro ámbito laboral. La vocación de ayudar a quien lo necesita, en este caso pareciera que se les vuelve en contra a los y las médicas de nuestro país, quienes soportan condiciones laborales indignas por atender al paciente. Quienes nos cuidan no están siendo ni cuidados, ni respetados como deberían serlo.
Mariana Norando